sábado, 12 de febrero de 2011

¿Cómo debería enseñar un profesor?

Mucha gente cree que los profesores tienen que enseñar poco, y tardar mucho en enseñarlo. Sinceramente creo que están muy equivocados, porque entonces, al final de curso, les entra el corre-que-me-cago, y entonces ponen mucha teoría para los exámenes finales, que los pobres alumnos no son capaces de aprender.

Yo creo que los profesores deberían explicar de forma muy esquemática (para no causar confusión entre los alumnos que normalmente no prestan atención), de forma rápida para que la atención no se pierda, poniendo muchos ejemplos para asimilarlo rápido...

También habrían de intentar que la clase fuese amena, no quedarse quietos explicando y luego preguntar si hay dudas, porque entonces el alumno no se habrá enterado de nada, y suele dar vergüenza admitir que no te has enterado absolutamente de nada. Tendrían que gesticular, ir haciendo un esquema y señalando claramente los puntos del esquema, para que los alumnos lo pudiesen copiar.

Pero, ante todo, creo que lo que más activa la capacidad retentiva de una persona es llevar a la práctica lo aprendido (a todos de pequeños nos explicaban las matemáticas con peras y naranjas porque si no no lo entendíamos). Así, los profesores deberían poner ejercicios rápidamente para que los alumnos no tuviesen tiempo de olvidarse de la teoría dada, y, al llevarla a la práctica con muchos ejercicios, así el alumno sellaría lo aprendido rápidamente.

Todo esto, unido a que tenía un esquema copiado para poder recordarlo todo mejor en caso de olvido, y a que el profesor consiguió hacer una clase amena que el alumno recordaría con gusto, harían que todos los que quisiesen prestar un poco de atención pudiesen, ya no solo aprobar, sino tomar interés por la asignatura.

sábado, 20 de noviembre de 2010

¿Es moral el sexo entre menores o entre adultos y menores?

Hay que partir de la idea de que no existe ningún tipo de coacción, ni nada parecido.

Aquí las opiniones divergirán, puesto que desde pequeños nos inculcan a casi todos aquella idea de que el sexo se practica entre personas adultas.

Mi opinión es que, mientras que las dos personas, ya sean entre un adulto o un menor, estén completamente de acuerdo, no tiene nada de malo, porque es un acto como cualquier otro, que establece conexiones entre personas. Me molesta muchísimo cuando veo que este tema es tanto o mas perseguido que, por ejemplo, el que haya botellones en cualquier parte de la ciudad y a la gente le de por romper cosas a pedradas. En eso se nota que la mano de la iglesia, que sigue siendo tan influyente, sigue controlando nuestros actos.

Claro, normalmente, es un acto muy íntimo, por lo que se suele considerar un tema tabú, del cual no se habla porque, porqué no decirlo, da mucha vergüenza, tanto a adultos como a menores (normalmente), y no se habla de esos temas, de los cuales sería algo sobre lo que hay que hablar, para que el menor pueda desarrollar una idea propia, pero sin llegar a crear en su imaginación un mundo el cual luego no tiene nada que ver con la realidad.

Como conclusión, decir que me parece bien que se mantengan relaciones sexuales entre personas de cualquier edad, para mí es como si decidiesen jugar un partido de tenis (por decir algo), mientras que los dos estén completamente de acuerdo, no hay problema.

jueves, 21 de octubre de 2010

¿Para qué estudio?

Ésta es una pregunta de ésas que se sacan pensando en lo que hace uno mismo.

La primera respuesta (automática de un alumno de cualquier curso anterior de los estudios superiores) sería la siguiente: Yo estudio porque quiero ser algo en la vida.

Ésta respuesta, sin embargo, suele ser errónea la mayoría de las veces. Los niños pequeños (y no tan pequeños) graban en su memoria aquello que sus padres y profesores les han repetido tantísimas veces, y lo reproducen como loros a quien se lo pregunta para que los dejen en paz. Están especulando sobre lo que hacen, porque realmente no quieren eso.

Probablemente estén estudiando para que los “pesados” de sus padres y profesores también dejen de molestarlos. De esta manera, podrán hacer lo que quieren, que es jugar, salir, ir a fiestas... etcétera. Es más, cuando un niño (o chaval) estudia porque quiere ser algo en la vida DE VERDAD, empieza a ser considerado como un espécimen raro, objeto de risa por parte de los otros, a los que no les entra en la cabeza que alguien que es como ellos esté todo el día estudiando, sin querer divertirse, y que considera una pérdida de tiempo entretenerse saliendo por ahí.

La respuesta que surge después (si se ponen a pensar en ello) es la siguiente: Yo estudio para que me dejéis en paz.

De ahí se entiende que los niños (o chavales) suelen adoptar una actitud pragmática, estudian para poder hacer lo que les gusta, sin que les molesten, porque ya han hecho lo que los “pesados” quieren.

Texto realizado por:
David del Prado González